Kimba-2008
Apareció un gatito bebé en el Jardín. Debe tener uno o dos meses, como mucho. Lo llevé al terreno lindero para que los niños no lo toquen, y para que el pobre minino no muera de un paro cardíaco…
“Ay que lindo!”, dije.
“Qué feo!”, dijeron otras.
Y se desató como siempre la recurrente discusión: que si el perro, que si el gato…
Escuché barbaridades como esta: “el animal te debe fidelidad porque vos sos el amo”. Que yo sepa la esclavitud se abolió allá lejos y hace tiempo. Qué culpa tiene el pobre bicho si vos un día te lo llevaste a tu casa?
Otra: “el gato se acerca cuando quiere” y lo bien que hace…es un animal, no es un objeto de nuestra posesión, no está para que le demos ridículas instrucciones como “sit!”, “dame la patita”,”hacete el muertito”.
Bueno, siguió el tema, pero no quiero aburrirlos, ya saben mi postura en cuanto a mi preferencia gatuna.
Cuanto más conozco a la gente más quiero a mi gato.