jueves, 21 de febrero de 2013

sábado, 16 de febrero de 2013

Cumpleaños muy muy felíz ...

Mi 2013 arrancó con todo.Ya enero me regaló unas hermosas vacaciones en Mar del Sur con mi hijo, mis hermanos, sobrinas, primos...y esa belleza que me nutre cada vez que voy.
A la vuelta, varios días más en Buenos Aires, disfrutando de mi casa, a pesar de los calores porteños que tanto me afectan.
El 30, cumple de Martín, estrenando sus 12, todo un muchacho, con bigotes y todo.

Febrero, siguió horneándonos a fuego lento... Paseos a horas decentes, para no morir en el intento, y a la vez, no quedarse atornillados a la tv y a la compu. La cocina, una de mis pasiones, se vio relegada. Imposible encender el horno para hacer muffins o budines. Ya vendrán tiempos más frescos.


Pero siempre hay algo más. Afortunadamente, la vida nos sorprende.Siempre tiene algo nuevo.

Un cumpleaños diferente, nuevo, y feliz. Dejándome agasajar, no algo común en mí, que siempre estoy viendo qué regalar, qué cocinar, cómo mimar a la gente que quiero. Sólo porque me da placer hacerlo, no por altruismo, ni nada que se le parezca.

Esta vez me tocó recibir a mi. Es sano dejarse mimar, y se disfruta mucho.


martes, 5 de febrero de 2013

Contar el cuento

Muchos ya saben la historia a través de Facebook. Pero como el público se renueva, acá va la hazaña.

Un día apacible y caluroso de este enero, Martín me comentó que no encontraba a Dashi, nuestra gatita.
Le dije: Fijate bien, debe estar escondida. La buscamos por toda la casa. La llamamos, Martín la buscó en el edificio, porque ya una vez, se había escapado a la terraza, y de ahí había saltado al balcón del piso 8 (nosotros estamos en el 7°).
Nada. No aparecía. Ya volverá- pensé. Pero no volvía.
Empezamos a preocuparnos. Fuimos a la terraza, 20 veces. Recorrimos todos los pisos por escalera otras tantas.
Nada.
Fui a planta baja a hablar con el vecino, para ver si él había escuchado algún ruido en el techo de su patio. Y me dijo que si. Ahí si me preocupé. Desde la terraza, Martín divisó algo blanco en el techo de planta baja. Me dijo, gritando: mamá, creo que la encontré !!!!
Era ella, la gata fugitiva. Ni se movía. Me corrió frío por la espalda, imaginando lo peor.
El vecino, amablemente, nos hizo pasar. A todo esto yo estaba con una amiga, que había venido a visitarme desde Cañuelas. Entramos los tres al departamento de PB. No llegaba a verla en el techo. Pero le hablé, y me respondió con un maullido apenas audible. Me subí a un banquito, tampoco llegaba a ver el techo.
Necesitamos una escalera-dije-( de donde la saco?). Creo que fue el día que mas veces subí y bajé las escaleras del edificio. 
Le pedí al encargado, una. No tenía, la había prestado al señor del service de enfrente. Fui al señordelservice, no la tenía, se la había dado al señordelgarage. Fui al señordelgarage, tampoco la tenía. Los minutos corrían y yo sentía que Dashi se moría.
No sabia con exactitud cuán graves eran sus heridas. Y los bomberos?-me dijo el vecino. Ellos podrían bajarla del techo. Los bomberos están a la vuelta de casa. No me pareció que me fueran a dar bolilla, pero fui de todos modos. La respuesta fue:"hacemos rescates en la vía publica, en las casas no." Y me tomaron los datos (no se para qué) 
Subí donde vive el encargado y le pedí la escalera del tanque de agua. Muy, pero muy pesada esa escalera. La bajamos con Martín y mi amiga hasta PB. El techo del señor vecino, tenía por fuera del techo de policarbonato, una reja toda oxidada y muy pesada, que estaba con candado. Abrimos el candado, y la puerta de la reja. Martín fue el rescatista, ya que era el mas ágil y liviano de todos.
Subió con cuidado, pisando la reja,  llevando un cartón que sirvió de "camilla" para transportar a Dashi hasta la abertura. Me la pasó desde el techo para poder bajar, parecía que por dentro estaba rota. Las patas traseras, estaban sueltas, flojas como si no pertenecieran a su cuerpo.
La envolví en una toalla, y después de cerrar la reja, volamos en el auto de mi amiga, hasta la veterinaria. Había mucha gente, pero les dije que era una urgencia y la atendieron enseguida.

Resumo los días siguientes:
Ecografías, placas, antibióticos, suero, desde el 29 de enero, hasta (espero que) mañana. La pobrecita respiraba agitada, pero después nos dijeron que era por el dolor y el susto.
Nada roto, ni un hueso. No podíamos creer que estuviera viva, menos que haya salido ilesa. 
De todos modos, no podía apoyar las patas traseras y las arrastraba, esto recién a los 4 días, porque antes, no caminaba. Estaba todo el día echada, quieta, silenciosa...
Luego empezó a comer algo, muy poquito: le daba yogur con una cucharita, y algo de atún. Agua con jeringa. No tenia ganas de comer, ni de beber. Pero insistíamos. De a poco, empezó a moverse y a querer incorporarse. Intentaba caminar pero se caía. Empezó a hacer pis en su caja, antes se hacía acostada. 
Cada día comía un poco mejor, caminaba arrastrando las patas traseras.

Ya camina bien, se trepa al sillón, come y bebe con ganas, nos saluda con su miau dulce. Todavía nos cuesta creer en este milagro. 

Dashi salvó su vida.