Tan simple como esperarlo ordenando la casa (un poco, no vayan a creer...)
Tan simple como recibirlo con Kimba incluido que lo saluda y le pide... comida!
Tan simple como caminar y hacer compras, compartir un desayuno en su bar de antes, nuestro ahora.
Tan simple como acovacharse en la tarde lluviosa, y amarse sin prisa, con alguna pausa para hacer lugar a la deliciosa charla y a las risas.
Tan simple como cocinar juntos y que él lave los platos.
Tan simple como empezar a extrañarlo apenas nos abrazamos y nos despedimos... hasta la vuelta.