Pero para aportar algo al respecto, no está mal pensar estrategias para que la cosa no decaiga: conquistar a la pareja todos los días, y no caer en el tedio y el acostumbramiento que aporta la rutina.
Claro que es más fácil si no convivís con El. La convivencia lleva, tarde o temprano a naturalizar todo.
El hecho de vivir separados, hace que si o si, tengas mínimamente que arreglarte para salir. Algo. Un brillo en los labios, alguna prenda diferente… Otro peinado.
No importa qué.
Citarse en el bar donde se conocieron, revivir momentos especiales de la pareja… preparar alguna sorpresa para la intimidad. Explorar salidas distintas…
En fin, como le digo a mi amor: no ponerse el batón y las pantuflas. Son el primer paso para que la relación se anquilose.