Fin de año viene con mucho cansancio. En mi trabajo, diciembre es un mes más que caótico. Y las fiestas aportan su cuota para hacerlo aún más denso. En Navidad estuve acá para pasarlo en familia, como les gusta. Para mí, ya saben que las "Fiestas" tienen cero importancia, sobre todo desde que Martín se despidió de Papá Noel. Igual hice las galletas de jengibre porque sé que son esperadas con ansias, hice origamis navideños que regalé, brindé y envié mensajes de felices fiestas. Eso si, a fin de año nos rajamos de Buenos Aires iupiii. Nos fuimos a Santa Fe, a un pueblito que se llama Sauce Viejo, por el cual no daba dos mangos en mi imaginario de creer que estaba formado por dos chozas. Me encontré con una agradable sorpresa: son casas de fin de semana, algunas muy lindas, con verde, piletas, y el río Coronda a un paso. Carlos tenía cosas que hacer en la ciudad de Santa Fe, entonces tuvimos la excusa perfecta. Fuimos 3 días a un hotel, bastante lindo, con algunas cositas mejorables. Pero hay algo que ya no voy a repetir (no se cómo voy a hacer, ya veré) que es ir a lugares donde haya niños. Yo sé que van a pensar que soy una especie de monstruo, encima maestra jardinera!!! Pero bueno, se supone que una va a
DESCANSAR y relajarse, y ésto, queridos míos, no es posible en su totalidad, si la pileta se convierte en un club con pibitos gritando, jugando con pelotas y flota flota, salpicando por doquier. Se que lo que estoy expresando no es políticamente correcto, pero ya no me importa serlo. Cada vez más necesito silencio, paz, pajaritos y calma. Otro agregado: la música. Me gustaría saber quién decretó que poner música en el entorno de la pileta, es sinónimo de clima festivo y alegría.. Encima reggaeton. Amo el silencio, escuchar a la naturaleza, el sonido de las aves, el río con su canto tan relajante. Lo peor es que si uno busca esa paz de la que hablo, hay que pagar fortunas como si fuese una especie de lujo estar en un hospedaje tranquilo y en silencio. Bueno, tengo que ser justa, no fueron así los 3 días. Nosotros nos íbamos temprano al muelle a pescar, por suerte no era un lugar requerido, asique estábamos solos. Luego, nos dábamos un chapuzón en la pileta, comíamos algo y siestita reparadora bajo el aire de la habitación. A partir de ahi la pileta pasaba a ser invadida por los pequeños ( y grandes) hasta bien entrado el atardecer. El 31 a la noche, aprovechando la fecha festiva, nos zambullimos a la noche, aún así, había una pequeñita a los gritos pelados porque la hermana quería sacarla de la pileta para llevarla a ducharse y la chiquilla no quería. Esa misma criatura, más tarde estuvo gritando en los pasillos del hotel. ¿Los padres? Ni idea. Verán que ya estoy mayor, pero un poco y un poco, también hay quien cree que vive solo y no entiende que existen otras personas.
Finalmente descansamos, tratamos de buscarle la vuelta, leímos, dormimos, y disfrutamos del verde, los pájaros y el río. Les cuento cómo pasamos el 31 a la noche: luego del disfrutar la pileta, nos duchamos, preparamos una picada y vimos una peli argentina bajo el aire. Brindamos con un muy buen vino, nos deseamos felizañonuevo y a dormir! jajajajaja un placer total!!! Esa noche no había restaurantes abiertos por la zona, todos festejaban en familia.
Sin balances, ni nada. Feliz 2019 para todos y todas!!!