
"El increíble castillo vagabundo" (H. Miyazaki)
La primera fue “El viaje de Chihiro”, y me dio la sensación de estar leyendo un bellísimo poema. Le siguió “El increíble castillo vagabundo”, que cada vez que la veo, descubro cosas nuevas, y la emoción se hace presente con la fuerza que tienen lo simple y lo profundo de la existencia. El camino continuó con “La Princesa Mononoke”, una película de imágenes muy bellas, una música increíble y una historia tan verdadera y tremenda como pueden ser las historias contadas por el genio de Miyazaki. Los chicos también las disfrutan, sólo hay que ofrecérselas, y dejar que entren en un mundo de belleza, para dejar de lado, por un momento, tanto efectismo estereotipado.
La primera fue “El viaje de Chihiro”, y me dio la sensación de estar leyendo un bellísimo poema. Le siguió “El increíble castillo vagabundo”, que cada vez que la veo, descubro cosas nuevas, y la emoción se hace presente con la fuerza que tienen lo simple y lo profundo de la existencia. El camino continuó con “La Princesa Mononoke”, una película de imágenes muy bellas, una música increíble y una historia tan verdadera y tremenda como pueden ser las historias contadas por el genio de Miyazaki. Los chicos también las disfrutan, sólo hay que ofrecérselas, y dejar que entren en un mundo de belleza, para dejar de lado, por un momento, tanto efectismo estereotipado.






Conociéndome, se podría decir que el único animal con el que puedo convivir (sutilezas aparte) es con un gato. Es silencioso, delicado, tranquilo, independiente. De a ratos le dan ganas de jugar. Sale de su modorra habitual y corre como si hubiera visto vaya a saber qué demonio (la veterinaria decía que era su hora de aeróbic) ¡Les aseguro que jugamos a las escondidas! Le dura poco, porque enseguida se acomoda y se enrolla para seguir durmiendo. Tiene su carácter, no es para nada complaciente, salvo cuando tiene hambre. Ese es el momento exacto para hacerle de todo: amasarlo, darle besos, apretarlo (con amor, se entiende). No ladra, no babea, hace sus cosas donde debe (sólo a veces se rebela y desparrama afuera), no le salta a las visitas, no tiene mal olor. Muchos escritores han dedicado páginas a los adorables felinos: