Conociéndome, se podría decir que el único animal con el que puedo convivir (sutilezas aparte) es con un gato. Es silencioso, delicado, tranquilo, independiente. De a ratos le dan ganas de jugar. Sale de su modorra habitual y corre como si hubiera visto vaya a saber qué demonio (la veterinaria decía que era su hora de aeróbic) ¡Les aseguro que jugamos a las escondidas! Le dura poco, porque enseguida se acomoda y se enrolla para seguir durmiendo. Tiene su carácter, no es para nada complaciente, salvo cuando tiene hambre. Ese es el momento exacto para hacerle de todo: amasarlo, darle besos, apretarlo (con amor, se entiende). No ladra, no babea, hace sus cosas donde debe (sólo a veces se rebela y desparrama afuera), no le salta a las visitas, no tiene mal olor. Muchos escritores han dedicado páginas a los adorables felinos:
“Mi gato nunca se ríe o se lamenta, siempre está razonando” (Miguel de Unamuno).
“Prefiero los gatos a los perros, porque no hay gatos policía”(Jean Cocteau).
“El gato,
sólo el gato
apareció completo
y orgulloso: nació completamente
terminado,
camina solo y sabe lo que
quiere.”
(De “Oda al Gato” P.Neruda)
(La pintura es de Rosina Wachtmeister)
hola Vero!
ResponderBorrarLa verdad yo también estoy fascinada con mi gatita. Es una gata cariñosa como nunca imaginé que un gato podría ser. Es juguetona y también tiene sus momentos donde se pone a cazar presas imaginarias y pegua saltos en dos patas como si estuviera en una selva. Todos se han encariñado con ella especialmente mi viejo que se queda con ella cuando yo no estoy.
Besos
Dolores.
¡Ah, gatos!
ResponderBorrar¡Qué rrrricos son!
jejejeje...
Perdón! Ese era mi perro. Perate que lo agarre con la correa y ¡listo! Tu gato está a salvo, Vero.
ResponderBorrarBesos!
Perdón, Pancho, no tuve intención de ofenderte...sólo es una cuestión de incompatibilidad, nada personal...
ResponderBorrarDe todos modos, ojo con Kimba que es grande y enojón!