Desde mi escritorio, veo el balcón y en él lo que quedó de mis plantas, quemadas por el inusual frío de este invierno (nieve incluída). La mandarina no pudo ser, quizás necesitaba tierra-tierra y no maceta.Dos lavandas salvaron el pellejo, la otra no. Los cactus son a prueba de todo, siguen firmes pase lo que pase, como el malvón que rescaté de la casa de mi infancia, cuando fuimos con mi hermano a despedirnos. El helecho, es eterno, se bancó todas, hasta la rotura de su maceta, el culpable: Kimba. El Singonio, que estaba adentro, desde que lo saqué al balcón esta más sonriente que nunca, sus hojas brillan agradecidas. Por último tengo dos que esperan su turno, una palta que no sé si sobrevivirá, y una que yo creía palta, pero que no sé que es. Después les cuento.
Es curioso, cada planta tiene sus razones para vivir, sus tiempos, su lugar... Igual que las personas, no creen?
Es curioso, cada planta tiene sus razones para vivir, sus tiempos, su lugar... Igual que las personas, no creen?
Me hiciste caer en la cuenta de que el viernes se termina el invierno.
ResponderBorrarvero: cuando yo tenía balcón hacía todo un recuento de mis pequeñas plantitas. Fue un placer ver cómo algunas que tenia de bien chiquititas ahora están grandes y en tierra firme.
ResponderBorrar¿Tenés una palta en maceta?
Yo tengo una en maceta hace dos años y aguantó de todo la pobre: frío, falta de tierra, una construcción al lado del balcón, mudanza. La quiero plantar en tierra para que se haga un árbol de verdad pero acá en casa no hay lugar para tamaño árbol. Quizás la llevemos al Tigre cuando haga tiempo más lindo.
beso,
Flor.