domingo, 31 de julio de 2011

No acabar como un pez en una pecera

"El encanto del erizo"(Le herisson) (Francia-Italia 2009)
Lo único que puedo decirles de esta película es: dejen todo lo que están haciendo en este momento y véanla. Siempre aclaro que no analizo las películas desde un punto de vista técnico, sino emocional, por supuesto que si hay cosas grosas en cuanto a como esta hecha, las veo, pero no me centro en eso.
"Pasar la vida como un pez en su pecera y acabar en una bolsa de plástico"
"Lo que importa no es morirse, sino lo que se esta haciendo en ese momento"
y no completo la frase porque develaria parte del final...
Hermosa.

miércoles, 27 de julio de 2011

Gatitos

Los chinos tienen la habilidad de convertir las boludeces en algo encantador.
Miren sino, estos mini-señaladores autoadhesivos.
Nada más para decir que... chapeau!

viernes, 22 de julio de 2011

Aires de buenos libros

El miércoles fuimos con Martín a la Feria del Libro Infantil y Juvenil.
Bien tempranito, para esquivar al malón, empezamos a recorrerla. Nos detuvimos en los stands que mas nos llamaron la atención, ya hace varios años que tratamos de seleccionar aquellos más interesantes. Trajimos pocos libros, vimos muchos. Alguno quedó en el camino, será para el año próximo.
Es hermoso leer, pero hay que tener tiempo y la cabeza libre, no es tan sencillo.
Me detengo en el libro ilustrado por Elena Odriozola, una de mis ilustradoras preferidas.
Aca les dejo algunas de sus bellas imágenes.

martes, 19 de julio de 2011

Pizza!

Dos posts en un solo día! Valen por el tiempo que dejo el blog abandonado...
Pizzas para meter en el freezer.

El arte nos salva

Estaba extrañando a este Woddy Allen, que por suerte se decidió a volver.
Bellísima película, los paisajes, la música, la historia, un hermoso reencuentro con este GENIO.
Una joyita para saborear la música de Tchaikowsky, en una historia que mezcla emoción con humor.

miércoles, 13 de julio de 2011

Fito canta las cuarenta

La Mitad

Nunca Buenos Aires estuvo menos misteriosa que hoy. Nunca estuvo más lejos de ser esa ciudad deseada por todos. Hoy hecha un estropajo, convertida en una feria de globos que vende libros igual que hamburguesas, la mitad de sus habitantes vuelve a celebrar su fiesta de pequeñas conveniencias. A la mitad de los porteños le gusta tener el bolsillo lleno, a costa de qué, no importa. A la mitad de los porteños le encanta aparentar más que ser. No porque no puedan. Es que no quieren ser. Y lo que esa mitad está siendo o en lo que se está transformando, cada vez con más vehemencia desde hace unas décadas, repugna. Hablo por la aplastante mayoría macrista que se impuso con el límpido voto republicano, que hoy probablemente se esconda bajo algún disfraz progresista, como lo hicieron los que “no votaron a Menem la segunda vez”, por la vergüenza que implica saberse mezquinos.

Aquí la mitad de los porteños prefiere seguir intentando resolver el mundo desde las mesas de los bares, los taxis, atontándose cada vez más con profetas del vacío disfrazados de entretenedores familiares televisivos porque “a la gente le gusta divertirse”, asistir a cualquier evento público a cambio de aparecer en una fotografía en revistas de ¿moda?, sentirse molesto ante cualquier idea ligada a los derechos humanos, casi como si se hablara de “lo que no se puede nombrar” o pasar el día tuiteando estupideces que no le interesan a nadie. Mirar para otro lado si es necesario y afecta los intereses morales y económicos del jefe de la tribu y siempre, siempre hacer caso a lo que mandan Dios y las buenas costumbres.

Da asco la mitad de Buenos Aires. Hace tiempo que lo vengo sintiendo. Es difícil de diagnosticarse algo tan pesado. Pero por el momento no cabe otra. Dícese así: “Repulsión por la mitad de una ciudad que supo ser maravillosa con gente maravillosa”, “efecto de decepción profunda ante la necedad general de una ciudad que supo ser modelo de casa y vanguardia en el mundo entero”, “acceso de risa histérica que aniquila el humor y conduce a la sicosis”, “efecto manicomio”. Siento que el cuerpo celeste de la ciudad se retuerce en arcadas al ver a toda esta jauría de ineptos e incapaces llevar por sus calles una corona de oro, que hoy les corresponde por el voto popular pero que no está hecha a su medida.

No quiero eufemismos.

Buenos Aires quiere un gobierno de derechas. Pero de derechas con paperas. Simplones escondiéndose detrás de la máscara siniestra de las fuerzas ocultas inmanentes de la Argentina, que no van a entregar tan fácilmente lo que siempre tuvieron: las riendas del dolor, la ignorancia y la hipocresía de este país. Gente con ideas para pocos. Gente egoísta. Gente sin swing. Eso es lo que la mitad de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires quiere para sí misma.

Fito Páez- Vecino de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

P.D.Yo hubiera puesto BRONCA en lugar de ASCO, pero lo que se escribe con las tripas revueltas sale así....