Hace un año ya

 Me  había despedido con :"nos vemos pronto, te llamo". Pero sabemos que a veces dicen eso y no aparecen más. Yo intuía que esta vez, nos íbamos a ver al finde siguiente. Me invitó a cenar.No me dijo dónde. Me pasó a buscar con el auto, y rumbeamos hacia el norte. Entre charla y charla, yo veía que dábamos vueltas y no llegábamos más. Ya empezaba a intranquilizarme. Al fin y al cabo recién lo conocía y estaba en un auto con un extraño... No quería mostrarme asustada, trataba de seguirle la conversación pero nunca llegábamos a destino. Finalmente dijo:" es acá, conocés?" Respiré profundo, el alma había vuelto a mi cuerpo.

Luego de la cena, y después de un mal chiste a cerca de que no tenía dinero para pagar (esteeem.... humor foráneo...), nos subimos al auto y me llevó a casa. Hicimos un alto en el camino. En ese momento, mi personaje de mujer superada, se vino abajo y empecé a temblar como una quinceañera, porque sabía lo que venía. El resto no hace falta contarlo, no?

Hace un año ya de este día (dejando de lado el breve recreo de mes y medio que se tomó).

Y sólo digo que estoy felíz. (muy contenido mi relato, A.?)

Comparto un párrafo del libro de Sinay:

"Uno de los principales motivos de infelicidad y desilusión en la pareja es la expectativa de que solo con constituírla se accederá a la vivencia del amor, se acabarán los pesares, habrá una inmediata y prodigiosa afinidad. Esta es la confusión, a menudo cruel, entre el enamoramiento y el amor"

Ilustración by Agustina Guerrero