miércoles, 27 de enero de 2016

Vacaciones: divinos momentos

Después de un año de mucho trabajo y de un fin de año con algunas complicaciones, finalmente llegaron los días de ocio. No hay mayor placer que tener tiempo por delante sin horarios, ni despertadores, ni corridas. Todo el tiempo para una. Pocas ganas de hacer, muchas de tirarme panza arriba a mirar la vida.
Mi ánimo no era el mejor: cortes de luz, calor, cansancio, el denso clima político-social ... Bueno, hice la valija y partimos a nuestra amada playa. Pasamos días tranquilos, el tiempo malo, para que negarlo, poca playa, mucha caminata, lectura, tortas fritas, carioca, ping pong, mateadas y charlas.El ánimo no cambió del todo, pero ya el hecho de estar en un ambiente más natural, lejos de la ruidosa Buenos Aires, es mucho decir.





A nuestro regreso, los gatitos nos demostraron cuanto nos extrañaron.


Entonces pensé que podría hacer para volver a conectarme con aquellas cosas que me dan placer y salir del bajón.Traje unas piedras de la playa, bien chatitas para pintar. Y... manos a la obra!

Parece mágico, pero me sentí mejor. Me arreglé y me fui al Barrio Chino bien tempranito para evitar el calor y la muchedumbre.De paso hablé con mi prima Carol, para desayunar juntas en estos días.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario