Mi relación con la comida y el peso, fue variando a lo largo de mi vida. De chica era flaquita. Igual no era un tema que me preocupara. El problema fue en la adolescencia, esa etapa tan horrenda que habría que borrar de nuestra cronología. Era (y soy) muyyyy alta, y grande, con lo cual, no pasaba desapercibida. Eso acentuaba mi timidez. Para colmo, me desarrollé a los 11 años (un bebé).
Tenia un cuerpo de mujer, en una mente de nena. Horror.
A los 17/18 años, hice aeróbica en GEBA, pero después me comía TODO. O sea, al carajo la gimnasia.
Después tuve una peligrosa etapa muy cercana a la anorexia. No fue esa enfermedad exactamente, pero tenia una distorsión de mi imagen corporal (me veía gorda) hacia gimnasia a MORIR (hasta tres clases seguidas), contaba las calorías de las comidas, y esas pelotudeces...
Estaba muy flaca. Tenia un novio que cuando me abrazaba, me tocaba el "pianito" (decía él ), mis costillas.
Dejé la carne, menos las milanesas (anoréxica si, tonta no), y empecé una alimentación naturista.
Resultado: anemia.
Además del gimnasio a full, me compré una bicicleta, y no paraba nunca.
Me mantenía en mi peso. Me casé, y subí un poco. Cuando quedé embarazada, subí más. Después vino el bebé, el divorcio y quedé redonda MAL.
Unos cuantos años después, me operé de un quiste de ovario. Quedé medio debilucha después de la cirugía y no tenia ganas de comer. Empecé a bajar de peso. Fue una mezcla de las consecuencias de la operación tal vez también algún cambio metabólico, y coincidió que había empezado a salir con un chico. Todo eso hizo que bajara muchos kilos. Aproveché la volada y retomé la bici, que había dejado durante el embarazo-parto-divorcio reciente. A esto, se sumó mucho estrés laboral, lo que también me quitaba el hambre.
Resultado: muchos kilos menos, otra persona.
Ahora, me mantengo, no hago dieta, pero como sano (y poco). No es sacrificado, se me debe haber achicado el estomago y entra menos comida. Más la bici, más el gimnasio, más las penas de amor...
La gente que no me ve hace mucho tiempo, no me reconoce.
Yo me siento bien, me puedo poner la ropa que me gusta, me siento más liviana.
Supongo que me amigué con mi cuerpo.
Creo.